UK Chapter Twenty: Welcome to Dismaland!

Tras tres semanas de vacaciones y teletrabajo por Gran Canaria, ando de vuelta por Londres. Estos ultimos meses han sido bastante prolificos. El escaso tiempo libre que me queda, lo he invertido en estudiar a fondo el idioma chino, porque estoy comprometida a aprenderlo bien. Aun no sé el motivo, pero me dice mi instinto que va a serme de mucha utilidad en un futuro quizas no tan lejano.

La otra novedad, ¡es que tengo un nuevo trabajo! Similar puesto, mejor salario y tambien sector educación universitaria, para cursos online. Me enteré un dia antes de marcharme de viaje, toda una locura, ultimando mi salida de la empresa el mismo día que me tocaba salir de vacaciones, madre mía...

Pero todo aquello es otro asunto. Antes de marcharme prometí hablar del cortito road trip del mes pasado:



Visitar Dismaland en Bristol fue toda una experiencia. La instalación artística de Banksy servía de excusa para echarnos a la carretera y alejarnos brevemente de la ciudad, así que cuando salieron a la venta entradas, en el equipo hispano-luso no lo dudamos.

En esta ocasion, fue Dani el conductor, estrenandose en las carreteras inglesas. Al pobre hombre no le dejamos practicar un poco por la ciudad, lo mandamos directo a la autopista a recorrer 300km. Pero lo hizo muy bien, y aquí cuenta sus impresiones.

Pero vayamos al tema importante. Ese parque tematico tetrico e irreverente. 
Llegamos a Weston Super Mare al atardecer, y sorprendidos por lo tranquila que resultó ser. No es azarosa la eleccion de Banksy para ubicar aqui Dismaland, pues en los 80 esa zona fue un casposo sitio de vacaciones, ahora en plena decadencia. Uno se va encontrando añejas atracciones como “paseo en Burro” por la playa, o un solitario acuario que se alza sobre unos pilones en la arena, como rezagado del mar.

Con todo esto, he de decir que la playa me gustó visualmente mucho mas que la de Brighton, bastante sobrevalorada.


Nuestro primer contacto con el parque, fue al entregar nuestras entradas a unos desencantados empleados, que te tratan con apatía e impaciencia.

Con lo siguente que te sorprenden es con un control al estilo de los aeropuertos, todo hecho de carton blanco y bordes negros. Todo el que pasa por los detectores los hace pitar, y los falsos guardias repetían el proceso en bucle. Esto prometía.


Por fin se abrió ante nosotros el sitio en su totalidad. Es inevitable quedarse embobado por la cantidad de estímulos, en este caso, pequenos detalles como posters, pintadas muy ingeniosas, cosas quemadas o polvorientas y fuera de sitio. Cuesta decidirse por donde ir porque todo atrae a partes iguales.


Nos decantamos por visitor el emblematico Castillo de Disney. ¿Qué habría dentro?
Pues nos encontramos con esta especie de sátira del cuento de la cenicienta, mezclado con el tragico final de Lady Di, y por supuesto paparazzi.


Como todas las cosas fantasiosas, este Castillo es un artificio, así que detras de esa fachada elaborada, solo hay unos tablones soportando una estructura vacía.

Lo siguiente era ver cortometrajes en una suerte de cine al aire libre. Enganchaban bastante, pero había que darse prisa para explorar todo lo demas primero.


Pasamos por una zona de barcas en miniatura teledirigidas, para descubrir que se trataban de pateras a rebosar de refugiados y alguna lancha policial. Por el agua flotaban algunos cadáveres. Los ninos jugaban con ellas encantados.

Alrededor había un puesto de pescar patitos de goma. Pero el encargado se dedicaba a sabotearte con un palo. De todas formas los patos estaban bocabajo y el agua imitaba al petróleo.


Era ya el momento de visitar la galeria de artistas invitados. En general nos encanto. Habían muchos estilos y cada uno superaba al anterior.


Ya anochecía cuando salimos, visitamos una cupula de pancartas de protesta con unos lemas bastante currados.


Por último nos metimos en una caseta de prestamos para niños. Critica feroz a los créditos bancarios y las condiciones abusivas. 


Por supuesto no dejamos de montar en el tiovivo, ¡Qué felices memorias de nuestra infancia!


Nos quedaban 4 horas de regreso y ya estabamos satisfechos con la experiencia en general, asi que tiramos para la City, ¡Con muy buen sabor de boca!




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