UK Chapter Seven: Hasta que no editas un banner ruso no sabes lo complejo que es el diseño

Ya han pasado casi dos semanas, y por fin me he aprendido los nombres de mis compañeros. El trabajo se va volviendo interesante, a veces me toca preparar una campaña de captación de clientes (con banners, para la gente mayor que me lee, son esos anuncios cuadraditos que le das un click y te llevan a la página que anuncian). El caso es que me topé con el reto de adaptar diseño con texto inglés, al formato ruso (me entregan las traducciones ya en cirílico). No se pueden imaginar la dificultad, resulta que en este idioma sus palabras ocupan más espacio y no se pueden cortar, así que tengo que poner un tamaño de tipografía ridículo y todo queda como un bloque feísimo, y si no me creen, he aquí la prueba, ¡yo me reía para no llorar!  Este ejemplo es más ancho pero cuando te toca hacer uno estrecho, vas a por palabra por línea... ¡qué gente!

Hoy me ha tocado diseñar otros en árabe y lo he disfrutado más :) 

Más cosas, el sábado fue el día que salimos los de la casa, y me llevaron de bares por la zona. Lo pasamos muy bien probando unos cócteles empalagosos de helado de plátano y chocolate, y margaritas. Luego la parejita italoturca se volvió más pronto y me quedé con los dos británicos cantando canciones de Queen en un pub donde echaban fútbol y nos miraban raro, y al modo inglés, a la 1 estábamos ya de vuelta por casa.

Mi compañero Ashley me estaba intentando fastidiar la foto, justo le paré cuando la tomaron

El resto de la semana, he seguido cogiendo confianza con mis compis de trabajo, que suelen quedar y hacer actividades. Fiel a mi antecedente de amistades, he entablado más amistad con una chica china, que se hace llamar Stephanie, pero tengo que averiguar su nombre original, seguro que mola más. Está haciendo sol muchos días, así que nos sacamos la comida al césped, esto es como un campus casi, así que ese es el ambiente. Aquí está la preciada zona de juegos y una foto aérea de  nosotros en un mercado de comidas internacionales, donde hemos comido hamburguesa de venado, rica, rica.


Como colofón, una costumbre curiosa muy extendida en Londres, todas las chicas van muy arregladas y bien vestidas para trabajar, sólo que llevan unas estrafalarias zapatillas de deportes de colores chillones y que no pegan nada, van todo el trayecto hasta el trabajo y ya ahí se las cambian. Ya sé que en España hay quien lleva bailarinas de repuesto, pero es que aquí es muy común, y me llamó la atención.


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