Inquisidores y culpables

Esta semana he visto dos películas que tratan el tema de las multinacionales que se hacen ricas a costa de la salud de sus clientes, desde dos perspectivas diametralmente opuestas.


Por una parte está "Super size me" escrita y protagonizada por Morgan Spurlock, en la que se alimenta exclusivamente un mes con comida del Mac Donald para demostrar los efectos
devastadores de la comida rápida americana, y los exagerados menús supercombo que superan con creces el nivel de calorías y azúcares que un individuo debe ingerir durante un día.
Del bando contrario está Gracias por fumar, basada en la aclamada novela homónima de Christopher Buckley. En esta historia, Nick Naylor (Aaron Eckhart), portavoz en jefe de Big Tobacco, se gana la vida defendiendo los derechos de los fumadores y a los fabricantes de cigarros en la cultura neo-puritana actual.

La conclusión que saco a priori de ambos discursos, es que no podemos culpar a los fabricantes de los productos que resultan nocivos para la salud. Está claro que a ningún ser humano le beneficia tomar alimentos o productos cancerígenos, pero también es cierto que el término adicción significa: Dependencia a una sustancia: Patrón mal adaptado de abuso de una sustancia que produce trastornos o dificultades físicas importantes desde un punto de vista clínico.
Esto puede ser aplicado a gran variedad de productos que podemos comprar en nuestros supermercados o que son legales en medio mundo.

La clave de parar las enfermedades y muertes está en la comunicación, en la educación. Teniendo claro que tanto la comida basura, como el tabaco causan estragos ( colesterol y obesidad mórbida por una parte; cáncer por otra), se puede dar la suficiente información empezando desde la infancia para que sepan elegir el camino que tomarán.

Sin embargo, como sucede en EEUU es muy complicado convencer a los niños para que se inicien en el hábito de la comida sana, cuando tienen una máquina de refrescos y hamburguesas en su comedor desde que tienen edad de ir al colegio. Esta es la parte peligrosa de las marcas de refrescos y comida rápida, crear hábito desde la niñez, para ir modelando a sus potenciales consumidores. En este punto sí estoy de acuerdo con Spurlock. Esto no sucede de forma tan descarada con el tabaco, que está algo más controlado.
Repito por ello, que la clave está en los padres. De nada sirve la excusa de que la publicidad bombardea las televisiones con el modelo de vida divertido y moderno que ofrecen las industrias del azúcar, si no son capaces de enseñar a sus hijos que eso es todo fachada, y resulta más peligroso de lo que imaginan. Aunque son las escuelas las mismas que deberían dar prioridad a la salud de la futura población del país, antes que beneficiarse con los negocios de la comida basura.

A muchos fumadores, o defensores de cualquier tipo de producto adictivo podemos oirles decir: "total de algo tenemos que morir". Estoy absolutamente de acuerdo, morir vamos a morir todos, pero antes deberíamos estar informados de las causas de nuestra muerte.

Comentarios

SasuChan ha dicho que…
Fantástica vuelta a la blogosfera, Cirma. A ver si eres más constante... ^_^

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