Estos días he estado dando vueltas sobre un tema que debo elegir para hacer un reportaje.
Se me ha ocurrido hacerlo sobre la magia, ya que nadie sabe realmente gran cosa sobre la historia del ilusionismo y sobre la psicología aplicada al engaño, así que he entrevistado a un amigo que pertenece a la asociación española más importante de magia.
Ellos se relacionan e intercambian trucos y saberes por medio de conferencias, donde se puede dar, desde retos de magia entre profesionales, hasta trucos por toda la ciudad donde se organiza el congreso (en bares, plazas, o comercios cercanos)
La idea del típico mago con chistera, no es más que la continuación de la moda de salir elegantemente vestido, iniciada por Robert Houdin (1805 - 1871) este ilusionista, concebía la magia como física recreativa, y como algo intelectual que se recreaba en salones. El estereotipo que ha llegado a nuestros días de mago con chistera se debe a este hombre, ya que antes, en la edad media, el estilo era algo así como Merlín: con túnica y sombrero puntiagudo.
Más curiosidades:
El siguente mago remarcable sucesor a Houdin, fue Hofziuser, un austríaco que encantó de tal manera a su público, que fue el culpable de que su contemporáneo Bach tuviera menos público. Desde esta época, la magia de escena se ve igualada en importancia, por la de cerca.
A pesar de lo que podamos pensar, los niños son el público más difícil para un mago, ya que son menos impresionables. Los adultos tienen un sentido más sólido de la realidad, y por ello se sienten más descolocados y atónitos ante un truco de magia.
Y una buenas frase que ha soltado el amigo con el que me he entrevistado:
“La magia es un arte altruista que te lleva a sacrificar tu capacidad de asombro por tu capacidad de asombrar”
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