realidad y ficción
Disolución de fronteras entre realidad y ficción
A lo largo de la historia, siempre se han creado y divulgado relatos basados en acontecimientos verídicos. Ya sea basándose en documentos o mediante expresión de sabiduría popular, las personas hallan la fuente de su inspiración en el mundo que nos rodea. A la hora de analizar cualquier narración escrita o del mundo audiovisual, por mucha ciencia ficción que contenga, encontraremos una capa subyacente de situaciones o personajes basados en hechos reales. No se puede obviar por lo tanto, esta importante fuente de recursos constituida por la propia realidad.
El estereotipo de super héroe perfecto que salía airoso de conflictos, tan usado hace unas décadas, ha ido transformándose paulatinamente hasta configurar lo que hoy en día conocemos como el antihéroe. Ya sea en televisión, cine, o literatura, actualmente se muestra a un tipo de protagonista de aspecto desaliñado, neurótico, o poco seguro en sí mismo. Éste tipo de héroe experimenta todo tipo de peripecias hasta salirse con la suya.
Atrás han quedado viejas glorias con las que se identificó una época: héroes Western, o de la factoría Marvell como Superman, que encuentra su homólogo en el actual Superlópez. Lo que se estila hoy en día, es la creación de personajes con los que nos podamos identificar en cuanto a su cercanía e imperfecciones, que lo hacen más real y humano.
Como muestra, basta con observar las series de la parrilla televisiva. Por una parte, tenemos la serie de Telecinco "Aída", que narra las peripecias de una señora cuarentona, sin estudios y que trabaja de limpiadora. La serie se centra en el barrio donde reside con sus dos hijos ( maleducados y poco constantes en los estudios ). El éxito de numerosas series que adoptan tramas similares, de enredos y humor ante las adversidades es constante.
En la televisión británica podemos encontrar famosos antihéroes, como es el caso de los sketch sobre Mr. Bean, un hombre con una peculiar visión del mundo que inexplicablemente supera sin percances, cualquier situación de enredo en la que se ve involucrado.
Por otra parte, en la ficción podemos encontrar el caso contrario: Personajes totalmente inverosímiles ( por sus poderes, o características físicas) que se hallan localizados en un contexto muy realista. Éste es el caso de la exitosa serie americana Smallville, cuyo protagonista es un joven Superman que aún va al instituto y vive con sus padres, en un pequeño pueblo. En esta serie se muestra la lado más cotidiano de éste super héroe: sus amigos, su amor platónico, sus frustraciones y la convivencia con sus padres. Otra serie que repite esa fórmula es la recientemente estrenada en nuestro país, Héroes.
Refiriéndonos a los formatos televisivos, no podemos olvidarnos de la colosal influencia que ha ejercido el fenómeno Gran Hermano en la pequeña pantalla, haciendo surgir todo tipo de variantes. Desde hace 7 años, todas las teleseries y la programación televisiva, se ha visto impregnada por la docurealidad, que ha atravesado casi todas las fronteras posibles contribuyendo a una homogeneización mundial de las parrillas de televisión.
A raíz del interés creciente por parte de la audiencia, de ser testigo de dramas o vivencias del prójimo, se ficcionaliza la realidad humana en docudramas y reality shows, no distinguiendo realidad de espectáculo. Se forman de ese modo, los subgéneros del info show (localizada su aparición en norte América): Docu-serie, docu-soap, reality-show, pseudoperiodismo-satírico, talk-show, actualidad-humor, psico-drama, reality-game,etc.
El hecho de que la programación televisiva esté impregnada de contenidos de carácter alienatorio, en el caso de los reality; o de derivados de la más pura dramatización ( talk shows por ejemplo), no quiere decir que esto se deba extrapolar a los contenidos informativos, como sucede actualmente. Con el objetivo de atraer un mayor espectro de audiencia, las noticias informativas son seleccionadas en función de la espectacularidad de sus imágenes.
De este modo se diluyen las fronteras entre los programas que ofrecen información sobre lo ocurrido en la realidad, informativos, y programas que persiguen entretener y divertir al espectador
con el consiguiente abuso de la información anecdótica, predominante sobre la relevante que es apartada.
En conclusión Como resultado de esta jerarquía al servicio del entretenimiento de los espectadores, se cae en el sesgo de la información, traicionando el principio deontológico del periodismo.
Como bien dijo Postman (1985) “La televisión reduce cualquier tipo de contenidos a un común denominador: la cultura del entretenimiento.”
A lo largo de la historia, siempre se han creado y divulgado relatos basados en acontecimientos verídicos. Ya sea basándose en documentos o mediante expresión de sabiduría popular, las personas hallan la fuente de su inspiración en el mundo que nos rodea. A la hora de analizar cualquier narración escrita o del mundo audiovisual, por mucha ciencia ficción que contenga, encontraremos una capa subyacente de situaciones o personajes basados en hechos reales. No se puede obviar por lo tanto, esta importante fuente de recursos constituida por la propia realidad.
El estereotipo de super héroe perfecto que salía airoso de conflictos, tan usado hace unas décadas, ha ido transformándose paulatinamente hasta configurar lo que hoy en día conocemos como el antihéroe. Ya sea en televisión, cine, o literatura, actualmente se muestra a un tipo de protagonista de aspecto desaliñado, neurótico, o poco seguro en sí mismo. Éste tipo de héroe experimenta todo tipo de peripecias hasta salirse con la suya.
Atrás han quedado viejas glorias con las que se identificó una época: héroes Western, o de la factoría Marvell como Superman, que encuentra su homólogo en el actual Superlópez. Lo que se estila hoy en día, es la creación de personajes con los que nos podamos identificar en cuanto a su cercanía e imperfecciones, que lo hacen más real y humano.
Como muestra, basta con observar las series de la parrilla televisiva. Por una parte, tenemos la serie de Telecinco "Aída", que narra las peripecias de una señora cuarentona, sin estudios y que trabaja de limpiadora. La serie se centra en el barrio donde reside con sus dos hijos ( maleducados y poco constantes en los estudios ). El éxito de numerosas series que adoptan tramas similares, de enredos y humor ante las adversidades es constante.
En la televisión británica podemos encontrar famosos antihéroes, como es el caso de los sketch sobre Mr. Bean, un hombre con una peculiar visión del mundo que inexplicablemente supera sin percances, cualquier situación de enredo en la que se ve involucrado.
Por otra parte, en la ficción podemos encontrar el caso contrario: Personajes totalmente inverosímiles ( por sus poderes, o características físicas) que se hallan localizados en un contexto muy realista. Éste es el caso de la exitosa serie americana Smallville, cuyo protagonista es un joven Superman que aún va al instituto y vive con sus padres, en un pequeño pueblo. En esta serie se muestra la lado más cotidiano de éste super héroe: sus amigos, su amor platónico, sus frustraciones y la convivencia con sus padres. Otra serie que repite esa fórmula es la recientemente estrenada en nuestro país, Héroes.
Refiriéndonos a los formatos televisivos, no podemos olvidarnos de la colosal influencia que ha ejercido el fenómeno Gran Hermano en la pequeña pantalla, haciendo surgir todo tipo de variantes. Desde hace 7 años, todas las teleseries y la programación televisiva, se ha visto impregnada por la docurealidad, que ha atravesado casi todas las fronteras posibles contribuyendo a una homogeneización mundial de las parrillas de televisión.
A raíz del interés creciente por parte de la audiencia, de ser testigo de dramas o vivencias del prójimo, se ficcionaliza la realidad humana en docudramas y reality shows, no distinguiendo realidad de espectáculo. Se forman de ese modo, los subgéneros del info show (localizada su aparición en norte América): Docu-serie, docu-soap, reality-show, pseudoperiodismo-satírico, talk-show, actualidad-humor, psico-drama, reality-game,etc.
El hecho de que la programación televisiva esté impregnada de contenidos de carácter alienatorio, en el caso de los reality; o de derivados de la más pura dramatización ( talk shows por ejemplo), no quiere decir que esto se deba extrapolar a los contenidos informativos, como sucede actualmente. Con el objetivo de atraer un mayor espectro de audiencia, las noticias informativas son seleccionadas en función de la espectacularidad de sus imágenes.
De este modo se diluyen las fronteras entre los programas que ofrecen información sobre lo ocurrido en la realidad, informativos, y programas que persiguen entretener y divertir al espectador
con el consiguiente abuso de la información anecdótica, predominante sobre la relevante que es apartada.
En conclusión Como resultado de esta jerarquía al servicio del entretenimiento de los espectadores, se cae en el sesgo de la información, traicionando el principio deontológico del periodismo.
Como bien dijo Postman (1985) “La televisión reduce cualquier tipo de contenidos a un común denominador: la cultura del entretenimiento.”
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