Madeira: un lugar donde perderse

A 400 kilómetros de las islas canarias se halla el archipiélago de Madeira, un grupo de islas atlánticas africanas pertenecientes a Portugal. Consta de dos islas habitadas, Madeira y Porto Santo, tres islas menores no habitadas, llamadas colectivamente las Desertas. Nos centraremos en Madeira, que da nombre al archipiélago. Cuenta la leyenda que Gepetto cuidó de su hijo de madera en esta isla.
Madeira ofrece un exquisito destino turístico, ya que cuenta con un clima afortunado: su posición geográfica y su geografía montañosa permiten unas temperaturas agradables, situadas en 22º en verano y 16º en invierno. Se sitúa en un clima Oceánico subtropical semejante al de Canarias pero más templado por las temperaturas invernales.

Funchal, la capital de Madeira, está situada en la costa sur de la isla principal. En ella podemos encontrar las tiendas de souvenirs, donde se pueden adquirir las famosas mariposas de porcelana artesanales, restaurantes con terraza que invitan a tomar el sol todo el año, y una preciosa catedral construída entre 1485-1514. No podemos visitar Funchal sin pasar por su mercado, en el que podemos comprar productos del país como el Vino de Madeira y frutas subtropicales que sólo se dan en esta latitud gracias a sus magníficas condiciones climáticas. La economía de Madeira se rige por el turismo, entre otros factores, pero también por la pesca. Podemos encontrar también su rico pescado, proveniente de Cámara de lobos, en la lonja del mercado.









Desde Funchal se puede acceder fácilmente a los otros municipios de la isla mediante el servicio de autobuses. Es preferible elegir este medio de transporte en vez de conducir un coche de alquiler, ya que los habitantes de esta isla conducen precariamente, y la isla está repleta de curvas. Por otra parte, esa característica hace posible la celebración del famoso rallye que se organiza anualmente en Madeira a principios de agosto http://www.ralivm.com/ .

Una vez visitada la capital, montamos en el funicular camino de Monte, disfrutando de sus excelentes vistas. De este municipio destacamos el Jardín Tropical de Monte Palace, situado en una frondosa barranca y que cuenta con 100.000 especies botánicas.









Finalizada la visita, se puede
bajar por las pronunciadas cuestas de esta zona en cestas de mimbre. Un grupo de hombres, vestidos de blanco y con sombreros de paja se dedican desde hace generaciones a este negocio. Por parejas conducen estos canastos, por una bajada de suelo brillante, pulido por el desgaste de tantas bajadas. Un trepidante recorrido de 2 minutos que te dejará con ganas de repetir.

Es impensable visitar Madeira, sin pasar por Santana, un municipio situado en la zona más elevada de la isla. El mismo recorrido hacia Santana merece la pena: atravesamos por bellos bosques, y presenciamos un espectacular mar de nubes, a más de 800 m de altura. El camino a Santana por carretera es largo y sinuoso, pero la belleza que aguarda, lo compensa.

Con preciosas casa de techo de paja, uno se deleita imaginando habitantes de cuentos de hadas, sin embargo este pueblo no está compuesto por estas casas, ya que apenas superan la decena.





Es remarcable que una isla tan pequeña como Madeira, tenga tanto que ofrecer. Lo cierto es que Madeira constituye una fiesta para nuestros sentidos, si amamos los verdes parajes y la naturaleza virgen en su esplendor. Nadie se queda indiferente ante su belleza inmutable, sus contrastes, y la amabilidad de su gente.

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